El Control Estadístico de Procesos se basa en analizar la información aportada por el proceso para detectar la presencia de causas asignables y habitualmente se realiza mediante una construcción gráfica denominada Gráfico de Control.
Las herramientas usadas para
este fin son las gráficas de control
que permiten distinguir causas
especiales de las causas comunes
de variación. Luego de
identificarlas con el gráfico, el
paso siguiente es eliminar las
causas especiales, ya que son
ajenas al desenvolvimiento
natural del proceso con lo que se
logra el estado de Proceso Bajo
Control Estadístico; es decir, un
proceso predecible y afectado
exclusivamente por causas
comunes (aleatorias) de
variación.
Un proceso industrial está sometido a una serie de factores de carácter
aleatorio que hacen imposible fabricar dos productos exactamente iguales.
Dicho de otra manera, las características del producto fabricado no son
uniformes y presentan una variabilidad. Esta variabilidad es claramente
indeseable y el objetivo ha de ser reducirla lo más posible o al menos
mantenerla dentro de unos límites. El Control Estadístico de Procesos es una
herramienta útil para alcanzar este segundo objetivo. Dado que su aplicación es
en el momento de la fabricación, puede decirse que esta herramienta
contribuye a la mejora de la calidad de la fabricación. Permite también
aumentar el conocimiento del proceso (puesto que se le está tomando “el
pulso” de manera habitual) lo cual en algunos casos puede dar lugar a la
mejora del mismo.
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